27 Esto lo hizo Dios para
que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no
está lejos de ninguno de nosotros, 28 "puesto que en él vivimos, nos
movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas han dicho: "De él
somos descendientes." (Hechos 17:27-28 Nueva versión internacional)
Dios como nuestro Padre
siempre está cerca de nosotros en todo tiempo y en todo momento, realmente es
un gran privilegio que podamos llamarle Padre y ser sus hijos. Dentro de los
propósitos de nuestro amado Jesucristo precisamente estuvo el de presentarnos a
un Padre celestial amoroso que está profundamente interesado en una relación
con nosotros.
Las Sagradas escrituras
revelan en distintos pasajes nuestra paternidad con Dios, tal como lo señala
Romanos 8:
“El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y
si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…
(Romanos 8: 16-17)
Algunas personas creyentes y
no creyentes aun no conciben a un Padre cercano a sus vidas, sobre todo si el
camino por el que se conducen es contrario o desviado a los deseos que Él tiene
para nosotros pero por ser nuestro Padre desea lo mejor para sus hijos y su
plan es perfecto pues Él en sí es un Padre perfecto:
“…
como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. (Mateo 5:48)
“Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)
Realmente somos nosotros los
que nos alejamos de su presencia, de las bendiciones y de los planes que Él
tiene para cada uno, con nuestras decisiones, nuestro parecer, nuestro querer,
sin reflexionar en ninguna de estas cosas, sin mirar a la luz de sus ojos si
este es realmente el camino correcto, el que nuestro Padre desearía para sus
hijos.
Que fortuna tan grande es
ser hijos de un Padre que es infinito en bondad, amor, sabiduría, recto y
justo, y que está al alcance de todos los que le busquen y de esto nos
compartió Jesús, al enseñar acerca de nuestro Padre para que comprendiéramos
que si disponíamos nuestro corazón podríamos tener una relación de parentesco
con Él, pues Jesús mismo se presento a los hombres como:
“Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mi”. (Juan 14:6)
“A
Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él
le ha dado a conocer”. (Juan 1:18)
De esta manera, quien
recibiera a Jesucristo en su corazón como su señor y salvador tendría el
privilegio de tener una relación intima con Dios porque Jesús vino para
hacernos libres del pecado que nos aparta de nuestro Padre y finalmente
reconciliarnos con Él. Jesús, nos dice: “El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9) y
es a través de su vida y obras que podemos observar las distintas
manifestaciones del poder infinito de Dios en la vida de los hombres, en la
restauración de almas, sanación de enfermos, resurrección de muertos, sus
parábolas enriquecidas de sabiduría y con grandes enseñanzas de vida, atendió a
todo aquel que le buscara o necesitara sin discriminación, sin juicios, sin
señalamientos, tal como lo hace un Padre por sus hijos.
Dios Padre está esperando tener una relación de intimidad contigo, por lo que es importante una constante comunicación con Él, aun cuando ya conoce nuestros pensamientos, nuestro corazón, hasta nuestras necesidades, desea que se lo manifestemos en oración que es la forma de comunicarnos directamente con Él, solo basta que dispongas tu corazón y hables creyendo que tú Padre te escucha desde las alturas, Él siempre está para quien le busque, incluso está aun cuando no le estés buscando en espera del momento en que te decidas hacerlo. ¿Lo harás esperar más tiempo? Tu sabes que le necesitas, tu sabes que ni tus padres o familiares, amigos o tu novio (a) no suplen ese espacio que le corresponde al lugar del Padre en tu vida, tu deseas experimentar el gozo de su amor ¿entonces? ¿Por qué tardas en ir a sus brazos y hablarle?
Mas
tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
(Mateo 6:6)
Cercano
está Dios a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.
(Salmos 145: 18)
De igual modo, nuestro amado
Jesucristo nos enseño un modelo de oración y cuando hablo a sus discípulos la
manera como debían de hacerlo empezó pronunciando estas palabras: “Padre nuestro que estás en los cielos…”
(Mateo 6:9) ¿Comprendes la dimensión de estas palabras?
Él es tu padre que está en los cielos pero es tan vivo y tan real más de lo que
te puedes imaginar, ábrele tu corazón y reconócele como Padre porque él está
deseoso de sentirte como su hijo.
¿Lo
recibes en tu vida como Padre?
Te invito a sumergirte en el
amor de Dios porque Él será tu pronto auxilio en la dificultad, será tu
consuelo en la aflicción, sentirás su respaldo en todo lo que emprendas, será
tu guía en el camino, la luz en medio de la oscuridad, tu paz en la angustia o
en la zozobra, tu gozo en todo tiempo y lugar, tu compañía en la soledad, tu
protección en el peligro, tu sanación en la enfermedad, tu libertad de
ataduras, vicios y cadenas pero sobre todo será un Padre de quien recibirás
amor y confiara en ti sus más grandes bendiciones…
Helena
Mar
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