“En esto se mostró el amor
de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para
que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados”. (1Juan 4: 9-10 Reina Valera)
Diversos son los caminos que
nos conducen a Dios pero de común entre todos ellos, es el amor del Padre, que
es uno solo, ese amor que nos enamora, que se desborda como manantial de agua
viva y sacia nuestra sed, ese amor que nos transforma para ser “menos nosotros
y más Él en nuestras vidas”, ese amor que nos llega a lo más profundo de
nuestros corazones y lo doblega por completo, ese amor que derramo la sangre de
su hijo en la cruz para redimir nuestros pecados y darnos la libertad.
En ese descubrir del amor de
Dios nuestras emociones y sentimientos se avivan quizás como nunca antes pero
no podemos perder de vista que “le amamos porque Él nos amo a nosotros”, pues
su amor es completamente distinto al amor que podemos llegar a experimentar con
las personas que nos rodean (familia, amigos, pareja sentimental); es un amor
de entrega que no tiene condicionamiento y en el que no hallaremos limites. Es
por esto, que el sacrificio del hijo en la cruz debe ser nuestro mayor tesoro
porque es la sangre derramada por el hijo la que nos acerca al Padre y si te
preguntarás ¿Qué Padre permite que su hijo derrame toda su sangre por
los demás? o ¿Por qué lo hizo? La respuesta es sencilla, ese es NUESTRO PADRE en las alturas, que entregó incluso a su hijo por AMOR a nosotros. Créelo! tenemos un
Padre que nos ama tanto que al vernos envueltos en esa condición de pecado, de
yugos, ataduras, de cargas, de error tras error, de ir en el camino incorrecto,
fue quien pago un precio por todos nosotros, entregando a su único hijo
para hacernos libres y que disfrutáramos de su eterno amor.
Entiéndase que el amor del
Padre es anticipado al amor que nosotros sentimos por Él y que su amor no es
por razón de haberle pedido, haber hecho algo o haber ofrecido algo. Pensemos
en los padres cuando su hijo aun se encuentra en el vientre de la madre, le
aman aun sin verle, sin haberle conocido, sin conocer sus características
físicas, ¿Cuanto más no le amara Dios a usted? Ahora pensemos en esos padres
que aman a sus hijos aun cuando estos fallen o se equivoquen ¿Cuanto más no le
amara Dios a usted?
El amor de Dios sobrepasa
todo entendimiento porque a diferencia del de nosotros se termina agotando
cuando por ejemplo le ofrecemos nuestro amor a alguien que no nos corresponde,
en cambio el amor del Padre es
inagotable pese a toda situación y es como dadiva que podrás tomar con solo
disponer a recibirlo, Él te ha dado la llave (su hijo Jesucristo) que abre pasó
a disfrutar de algo por lo que quizás has estado esperando toda tu vida y que
la hace diferente, ¡atrévete a ser distinto y disfrutar del amor de Dios!
Nosotros
le amamos a él, porque él nos amó primero. (1Juan 4: 19)
Helena
Mar
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