miércoles, 19 de octubre de 2011

ÉL NOS AMÓ PRIMERO





“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. (1Juan 4: 9-10 Reina Valera)

Diversos son los caminos que nos conducen a Dios pero de común entre todos ellos, es el amor del Padre, que es uno solo, ese amor que nos enamora, que se desborda como manantial de agua viva y sacia nuestra sed, ese amor que nos transforma para ser “menos nosotros y más Él en nuestras vidas”, ese amor que nos llega a lo más profundo de nuestros corazones y lo doblega por completo, ese amor que derramo la sangre de su hijo en la cruz para redimir nuestros pecados y darnos la libertad.

En ese descubrir del amor de Dios nuestras emociones y sentimientos se avivan quizás como nunca antes pero no podemos perder de vista que “le amamos porque Él nos amo a nosotros”, pues su amor es completamente distinto al amor que podemos llegar a experimentar con las personas que nos rodean (familia, amigos, pareja sentimental); es un amor de entrega que no tiene condicionamiento y en el que no hallaremos limites. Es por esto, que el sacrificio del hijo en la cruz debe ser nuestro mayor tesoro porque es la sangre derramada por el hijo la que nos acerca al Padre y si te preguntarás ¿Qué Padre permite que su hijo derrame toda su sangre por los demás? o ¿Por qué lo hizo? La respuesta es sencilla, ese es NUESTRO PADRE en las alturas, que entregó incluso a su hijo por AMOR a nosotros. Créelo! tenemos un Padre que nos ama tanto que al vernos envueltos en esa condición de pecado, de yugos, ataduras, de cargas, de error tras error, de ir en el camino incorrecto, fue quien pago un precio por todos nosotros, entregando a su único hijo para hacernos libres y que disfrutáramos de su eterno amor.
Entiéndase que el amor del Padre es anticipado al amor que nosotros sentimos por Él y que su amor no es por razón de haberle pedido, haber hecho algo o haber ofrecido algo. Pensemos en los padres cuando su hijo aun se encuentra en el vientre de la madre, le aman aun sin verle, sin haberle conocido, sin conocer sus características físicas, ¿Cuanto más no le amara Dios a usted? Ahora pensemos en esos padres que aman a sus hijos aun cuando estos fallen o se equivoquen ¿Cuanto más no le amara Dios a usted?

El amor de Dios sobrepasa todo entendimiento porque a diferencia del de nosotros se termina agotando cuando por ejemplo le ofrecemos nuestro amor a alguien que no nos corresponde, en cambio el amor del Padre es inagotable pese a toda situación y es como dadiva que podrás tomar con solo disponer a recibirlo, Él te ha dado la llave (su hijo Jesucristo) que abre pasó a disfrutar de algo por lo que quizás has estado esperando toda tu vida y que la hace diferente, ¡atrévete a ser distinto y disfrutar del amor de Dios!

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1Juan 4: 19)

Helena Mar

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